Aquí encontraras ideas y pensamientos valiosos de quienes han encontrado nuevas rutas para llegar a su destino
Reflexiones Jorge Bucay
sábado, 12 de diciembre de 2009
miércoles, 6 de mayo de 2009
Instrucciones para dar cuerda a un reloj
Julio Cortázar, Cuentos Completos 1996.
La pricesa que creía en los cuentos de hadas
Pero cuando es rescatada las cosas no suceden como tenía previsto y el príncipe deja de ser encantador...
Para la princesa su gloria tenía un sabor agridulce pues su preocupación era el príncipe y su principal objetivo encontrar la forma de ayudarle. Sin embargo, no hacer nada era algo que todavía no había intentado. No hacer nada y no decir nada, no dar explicaciones, no defenderse, no poner las cosas en orden, no amenazar, no preocuparse, no pasarse noches en vela pensando, planeando y calculando. Al no hacer nada... en realidad estaba haciendo algo al alejarse del lado del príncipe. La única persona que podía hacer magia en el príncipe ... era el príncipe mismo... y la felicidad de la princesa no debía depender de si podía o no cambiar el príncipe... sino de su propia elección de ser feliz.
La princesa aprendió que las palabras pueden hacer tanto daño como los puños y que debía mantenerse alejada de las discusiones acaloradas y de los silencios cortantes. Se imaginaba que tenía la boca tapada con un esparadrapo cada vez que debía recordar no intervenir. Y se repetía continuamente "para que cambien las cosas, debo cambiar yo primero". Y practicaba al máximo su habilidad para sonreír ante los demás aunque no tuviera ganas, repitiéndose a sí misma "La felicidad es una elección. Una vez que se ha hecho la elección, debo practicar la felicidad lo mejor que sepa, aunque tenga que fingir hasta que lo consiga". Las acciones originan pensamientos, y éstos a su vez, condicionan nuestros sentimientos.
Dado que si uno sigue haciendo lo que siempre ha hecho no consigue más de lo que ha conseguido hasta entonces, la princesa, siguiendo el consejo de un sabio búho, decidió emprender un emocionante viaje por el Camino de la Verdad.
Allí aprendió que es mejor ceder que rendirse. Uno se rinde ante la desesperación y cede a la aceptación de las cosas que no se pueden cambiar. Uno siempre elige, pero cambiar a los demás no es una elección. Se puede elegir no reaccionar ante lo que otro dice o hace, aceptando que, con toda seguridad, va a seguir diciendo y haciendo lo mismo.
La princesa entendió que seguiría sintiéndose agotada, nerviosa y enfadada hasta que decidiera si quería quedarse o marcharse y consiguiera estar en paz con la elección que hubiera tomado. El amor debe hacer a uno sentirse bien, si no, no es amor. Si se siente dolor muchas más veces que felicidad, no es amor. Es algo más que te obliga a estar encerrada en tu propia cárcel, incapaz de ver que la puerta hacia la libertad está delante de ti abierta de par en par. Uno no ve lo que no está dispuesto a ver. Y nunca se puede aprender la verdad en boca de los demás. Cada uno debe descubrirla por sí mismo.
La princesa sentía que cada paso por el Camino de la Verdad la alejaba más de su amado príncipe y de todo lo que había conocido, pero el búho insistía en que aunque lo resultara difícil creerlo entonces, podía volver a tener ilusión por muchas cosas.... pues cuanto más se sufre, más oportunidades se poseen para tener una vida maravillosa.
Algunas personas tienen que llegar a tocar fondo para que quieran aprender a salvarse. La habilidad para hacer lo que es mejor aunque no coincida con lo que uno quiere, es un signo de madurez. La vida no viene con certificado de garantía. Se puede aprovechar una oportunidad o dejarla pasar. La única seguridad que existe es la de saber que uno puede cuidarse de sí mismo. El humor hace que el aprendizaje sea más fácil. El desconfiar de nuestra capacidad nos impide avanzar. Mantener la mente tranquila en medio de la turbulencia es una lección difícil de aprender y muy importante. Hay que concentrarse en lo que uno puede hacer en vez de prestar atención a lo que uno no puede conseguir... El miedo y la duda nos impiden ver la realidad.
La princesa aprendió que debía saber escuchar a su corazón, respirar a fondo varias veces mandando mensajes positivos a su mente y a su cuerpo para que se relajaran. Si se confía en la idea de otra persona para elegir nuestro camino, así es en realidad, como nos llegamos a perder. Se dio cuenta de que la mayor parte de su vida había estado pidiendo a los demás su opinión y de que se había sentido nerviosa a la hora de tomar una decisión por miedo a cometer un error.
Uno se convierte en víctima de víctimas cuando la necesidad de ser amado eclipsa la necesidad de ser respetado. Cuando uno deja que los juicios de los demás sean más importante que los suyos, está despreciando su propio poder.
La princesa descubrió que cada día es una nueva oportunidad para ser como uno quiere ser y para que la vida de uno sea como uno quiere que sea. Que en cada relación y en cada experiencia se nos ofrece el regalo de conocernos mejor y aprender. Que el dolor es mejor maestro que el placer ya que de las experiencias dolorosas emana la sabiduría que hace la vida más completa, más rica... y más fácil. El sufrimiento puede ensanchar el corazón y dejar más sitio para el amor y la alegría.
La princesa aprendió a apreciar su sensibilidad ya que es lo que abre la puerta a los placeres del universo. A aceptar sus miedos pues son los que la retaron para desarrollar la fuerza y el coraje.
Y se convenció de que la verdadera felicidad surge del interior de cada uno de nosotros cuando conocemos la verdad de las cosas. Entendió que el amor verdadero significa libertad y crecimiento antes que posesión y limitaciones; que es sinónimo de paz no de confusión, también de seguridad en vez de miedo, que significa entendimiento, lealtad, estímulo, compromiso, conexión y respeto. El amor verdadero significa aceptar los desacuerdos como amigos y compañeros de equipo y no como adversarios o rivales, pues el auténtico amor no consiste en luchar o en ganar, y tampoco significa degradación, crueldad, ataque o violencia. Hace de tu hogar tu palacio, no tu prisión.
La princesa se preguntó por qué durante tanto tiempo había estado deseando un príncipe y por qué, de hecho, muchas veces había sentido que no era nada si no tenia uno a su lado. Tras recorrer el Camino de la Verdad se dio cuenta de que antes necesitó amar para sentirse bien, y que ahora, podía elegir amar porque se sentía bien. Y llegó a la conclusión de que en los cuentos de hadas de la vida real se puede ser feliz... con o sin príncipe.
(Resumen del libro de Marcia Grad)
Adelaida Delgado.
miércoles, 8 de abril de 2009
Dame tu mano
Carguemos juntos lo pesado
Estoy de tu lado
Soy un apoyo, soy tu aliado.
Quiero cuidarte
Abrirte el cielo entre mis brazos
Y levantarte
Cuando te hayas derrumbado.
Dame tu mano
Si te sientes afligida
Dame tu mano
Si no encuentras la salida.
Dame tu mano
Ven, apóyate en mi hombro
Dame tu mano
Dibujemos juntos la felicidad.
Dame tu mano
Deja el dolor en el pasado
Estoy de tu lado
Ven y comparte lo guardado.
Quiero cuidarte
Abrirte el cielo entre tus brazos
Y levantarte
Cuando te hayas derrumbado.
Dame tu mano
Si te sientes afligida
Dame tu mano
Si no encuentras la salida.
Dame tu mano
Ven, apóyate en mi hombro
Dame tu mano
Dibujemos juntos la felicidad.
Una luz encenderá la oscuridad
La confianza que has perdido, volverá.
Dame tu mano
Si no encuentras la salida
Dame tu mano
Ven, apóyate en mi hombro.
Dame tu mano
Dibujemos juntos la felicidad.
Dame tu mano.
sábado, 7 de marzo de 2009
El tamaño de las personas
Una persona es enorme para uno, cuando habla de lo que leyó y vivió, cuando trata con cariño y respeto, cuando mira a los ojos y sonríe inocente.
Es pequeña cuando solo piensa en si misma, cuando se comporta de una manera poco gentil, cuando fracasa justamente en el momento en que tendría que demostrar lo que hay de más importante entre dos personas: la amistad, el cariño, el respeto, el celo y asimismo el amor.
Una persona es gigante cuando se interesa por tu vida, cuando busca alternativas para tu crecimiento, cuando sueña junto contigo.
Una persona es grande cuando perdona, cuando comprende, cuando se coloca en el lugar del otro, cuando obra, no de acuerdo con lo que esperan de ella, pero de acuerdo con lo que espera de sí misma.
Una persona es pequeña cuando se deja regir por comportamientos clichés. Una misma persona puede aparentar grandeza o pequeñez dentro de una relación, puede crecer o disminuir en un espacio de pocas semanas.
Una decepción puede disminuir el tamaño de un amor que parecía ser grande. Una ausencia puede aumentar el tamaño de un amor que parecía ser ínfimo.
Es difícil convivir con esta elasticidad: las personas se agigantan y se encogen a nuestros ojos. Nuestro juzgamiento es hecho, no a través de centímetros y metros, sino de acciones y reacciones, de expectativas y frustraciones.
Una persona es única al extender la mano, y al recogerla inesperadamente, se torna otra. El egoísmo unifica a los insignificantes. No es la altura, ni el peso, ni los músculos que tornan a una persona grande... es su sensibilidad, sin tamaño.
William Shakespeare
viernes, 6 de marzo de 2009
Ustedes y nosotros
Ustedes cuando aman
exigen bienestar
una cama de cedro
y un colchón especial
nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar
con sábanas qué bueno
sin sábanas da igual
ustedes cuando aman
calculan interés
y cuando se desaman
calculan otra vez
nosotros cuando amamos
es como renacer
y si nos desamamos
no la pasamos bien
ustedes cuando aman
son de otra magnitud
hay fotos chismes prensa
y el amor es un boom
nosotros cuando amamos
es un amor común
tan simple y tan sabroso
como tener salud
ustedes cuando aman
consultan el reloj
porque el tiempo que pierden
vale medio millón
nosotros cuando amamos
sin prisa y con fervor
gozamos y nos sale
barata la función
ustedes cuando aman
al analista van
él es quien dictamina
si lo hacen bien o mal
nosotros cuando amamos
sin tanta cortedad
el subconsciente piola
se pone a disfrutar
ustedes cuando aman
exigen bienestar
una cama de cedro
y un colchón especial
nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar
con sábanas qué bueno
sin sábanas da igual.
Mario Benedetti
miércoles, 18 de febrero de 2009
Dejar atrás
Recorrieron varias leguas. Cuando llegaron al monasterio, mientras entraban, el monje que estaba enojado se volvió hacia el otro y le dijo:
-Tendré que decírselo al maestro. Tendré que informar acerca de esto. Está prohibido.
-¿De que estás hablando? ¿Qué está prohibido? -le dijo el otro.
-¿Te has olvidado? Llevaste a esta hermosa mujer sobre tus hombros -dijo el que estaba enojado.
El otro monje se rió y luego dijo:
-Sí, yo la llevé. Pero la dejé en el río, muchas leguas atrás. Tú todavía la estás cargando…
¿Soy dependiente emocional?
- Necesidad extrema de buscar continuamente relaciones de pareja, planteándose la vida siempre al lado de alguien.
- Necesidad excesiva de estar en continuo contacto con la pareja, aún en las situaciones más inapropiadas, siempre y cuando no sea una actitud puntual derivada de problemas cotidianos, toma de decisiones o asunción de responsabilidades inmediatas.
- Elección frecuente de parejas hedonistas, egoístas, presuntuosas y hostiles, a las que se idealizas con sobrevaloraciones constantes de sus ¿cualidades?
- Subyugación a la pareja como medio de congraciarse con ella, lo que lleva al desequilibrio de la relación.
- Anteposición de la pareja sobre cualquier otra cosa, desatendiendo familia, amigos, trabajo y, como no, las propias necesidades.
- Terror ante una posible ruptura, aunque la relación sea un auténtico ‘vía crucis’, con intentos desesperados de reanudarla si finalmente se rompe.
- Autoestima por los suelos, con inconsciencia de las cualidades personales o minusvaloración de la propia persona.
- Obsesión por agradar a los otros, sacrificando los deseos personales en favor de impresionar con actos a los demás.
- Pavor ante la perspectiva de soledad.
Fuente: terra.com (Terra Chile)
sábado, 14 de febrero de 2009
Rostro de vos
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón.
Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto y por sabor.
sin un temblor de más,
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna maldición
Mis huéspedes concurren,
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor.
yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan a su hambre
miran y miran
y apagan la jornada.
Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van,
no queda nada.
Ya mi rostro de vos
cierra los ojos.
Y es una soledad
tan desolada.
Mario Benedetti
miércoles, 11 de febrero de 2009
Me encanta Dios
lunes, 5 de enero de 2009
Feliz Año Nuevo
Por eso te deseo y me deseo...
Que miremos hacia atrás sólo para cerrar los asuntos pendientes.
domingo, 4 de enero de 2009
No te detengas
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo",
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad. Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros "poetas muertos",
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los "poetas vivos".
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas ...
Whitman
sábado, 3 de enero de 2009
Obstáculos
Dejo que mis pies me lleven.
Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras. En el horizonte se recorte la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae.
Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis sueños están en esta ciudad.Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, lo que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.
Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Siento que me canso un poco, pero no me importa.
Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso. Temo... dudo.
Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto... Consigo pasarla. Me repongo y sigo caminando.
Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me sorprende un abismo que detiene mi camino.Me detengo. Imposible saltarlo
Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de que está allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis manos... Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo... y resisto.
Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente está hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado... descubro el muro. Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños...
Me siento abatido... Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo escalarlo. La ciudad está tan cerca... No dejaré que el muro impida mi paso.
Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire... De pronto veo, a un costado del camino un niño que me mira como si me conociera. Me sonríe con complicidad.
Me recuerda a mí mismo... cuando era niño.
Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?
El niño se encoge de hombros y me contesta: -¿Por qué me lo preguntas a mí?
Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras... Los obstáculos los trajiste tú.
Autor: Jorge Bucay De: “Cuentos para pensar”